Recibí mi nombre espiritual 2011 y a partir de ese día lo hice mío. Significa el valiente que protege al débil. 

Desde bien pequeño ya subía a los árboles. Me gustaba escalar y también los animales. Mi infancia está marcada por los viajes. Mis padres eran docentes y hasta los 13 años estuve viviendo como un nómada en diferentes ciudades de España. Eso me ha convertido en una persona con una gran adaptabilidad, pero también con una gran carencia de enraizamiento que he trabajado profundamente. 

Fruto de una dura etapa personal de la que he aprendido mucho, con 15 años me fui a vivir con mis abuelos a un pueblo de 1.000 habitantes en medio de la naturaleza y al lado del río. En la naturaleza fue donde descubrí los libros de Carlos Castaneda, quien estudió las tradiciones chamánicas mexicanas. 

Las vivencias explicadas en aquellos libros junto con el constante contacto con la naturaleza a nivel primitivo despertaron en mi el anhelo de ser un guerrero espiritual en contacto con la naturaleza y los animales. Siento asombro ante el regalo que recibí por permitir que la naturaleza y el Universo me guiaran hacia mi sanación y me ayudasen a transformar mi vida.